Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

19/10/12

FRANCIA ESCOLAR / HAMONIC+MASSON EN PARIS

Hamonic+Masson, escuela elemental en París, 2009
En el 2003, y convocado por el Ayuntamiento de París, la pareja Gaëlle Hamonic (1970) y Jean Christophe Masson (1967), que dan nombre al estudio parisino Hamonic+Masson, se alzaron con el primer premio para proyectar una Escuela Elemental prevista en una especial localización: un solar, entre medianeras, en una profunda y compacta manzana residencial parisina; la obra se completó en el 2009.

Encajado entre los dos edificios que ocupan ambos flancos, el tándem parisino desarrolla una interesante propuesta -para un programa escolar de 1.550 m2- organizándolo en dos bloques de distinta profundidad que van graduando su altura desde la alineación de la calle hasta el interior de la parcela y que se atan, tanto en planta baja como a nivel de la primera planta, mediante los recorridos.



A nivel de suelo la planta inmediatamente superior, la primera, funciona a modo de gran porche protector que invita a llegar hasta el patio de juegos y, llegado al nivel de esta planta, un estudiado recorrido en zig-zag estira de ésta hacia el espacio libre recayente al interior de la manzana.

Hamonic+Masson, escuela elemental en París, sección longitudinal
La sección (y la axonométrica) nos describe perfectamente la intención de los arquitectos: ocupar todo el espacio que la ordenanza permite resolviendo el complicado interior de la densa manzana mediante patios, que van recortándose sobre un volumen que va perdiendo altura, permitiendo, así, la iluminación y ventilación de los espacios docentes recayentes al interior. El plano del suelo, como se aprecia en las grafías, se entiende como una alfombra, sobre la que se posa parte del edificio, descansando sobre finísimos soportes metálicos, que recorre de parte a parte la propuesta. A partir de la planta tercera el bloque compacto recayente a la calle, se retranquea, discretamente, en sus dos plantas superiores que albergan, la inferior, distintos espacios auxiliares docentes, mientras que la que remata el edificio se destina a dos viviendas: para el conserje y el director del centro, respectivamente.





Hamonic+Masson, escuela elemental en París, plantas, de la baja (arriba) a la 5ª


El bloque recayente a la calle resuelve su encuentro con la ciudad con una neutra fachada de revestimiento continuo blanco. Hamonic+Masson han diseñado un basamento bastante potente sobre el que se elevan las dos plantas superiores identificadas, cada una de ellas, con unas generosas ventanas corridas que ocupan, prácticamente, todo el frente edificado.



Hamonic+Masson, escuela elemental en París, 2009
Conforme se accede al interior de la manzana, el edificio va transformándose en un caleidoscopio de tonos verdosos, por los múltiples reflejos de los vidrios atornillados, que se presentan bien con una gama de color verde, a vidrio completo, o bien con un patrón que reproduce, parcialmente, un bosque de tallos de bambú. Los techos metálicos de las aulas/pasarelas, junto con los vidrios dispuestos en toda la altura en los pabellones interiores, producen una sensación de ligereza que mitiga su complicada ubicación encajada entre las paredes de las medianeras vecinas.

















Fuentes:
+ Fotógrafo: Hervé Abbadie
+ Archdaily