Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

11/12/12

ESCUELA ALEMANA / FINK+JOCHER EN MÚNICH


Fink+Jocher, Escuela de Primaria en Múnich (2007/09)
La disciplina que exige la cuadrícula, la modulación o la repetición no necesariamente equivale, en arquitectura, a monotonía o rigidez. El tándem alemán que dan nombre al estudio de Múnich, Fink+Jocher, formado por los arquitectos Dietrich Fink (1958) y Thomas Jocher (1952), dieron buena muestra de esta cuestión en la Escuela de Primaria de la Helsinkinstraβe (de 10 a 12 años), construida en un amplio solar del extrarradio de la capital bávara.

Tomando como base una estricta modulación, con la que los autores trabajan una alargada planta de forma rectangular (organizada por el patrón estructural), que permitirá, a la vez, obtener una envolvente que pueda resolverse con un escueto catálogo de elementos prefabricados, los arquitectos recurren al vaciado de los dos lados mayores del rectángulo, mediante recortes que darán forma a patios de fachada sobre los que se plegarán los espacios administrativos y docentes del centro. Estas aperturas tienen distinto tamaño en función de la fachada a la que recaen; más ajustados en lateral que acoge los espacios servidores (el de acceso) que en el opuesto, el que alberga las aulas. La alternancia entre macizo y vacío, que puede leerse en la planta, se antoja como una cinta que recorre en zigzag, y de un lateral a otro, el espacio de la planta baja; una especie de greca o serpiente (que evoca, tal vez, los motivos geométricos mayas) y que, de nuevo, veremos aparecer en la composición de la fachada multicolor.

Fink+Jocher, Escuela de Primaria en Múnich, planta 
La imagen que la pareja de Múnich nos muestra en la nueva escuela es la de un edificio completamente pegado al suelo y acotado superiormente por el potente plano horizontal de la cubierta plana; una instantánea que sin duda es intencionada, dado la gran potencia con la que los autores dibujan en el frente visto de la cubierta, y que tiene que ver con la idea de identificar (visualmente) los límites del colegio, empleando el recurso  de ese vuelo uniforme de la masiva cubierta que, incluso, se proyecta por delante de los patios unificando completamente la imagen del centro.

La disciplina de la geometría y la modulación que se exigen los autores responde a la necesidad de resolver la fachada con elementos que permitan una rápida ejecución y un estricto control del proceso. Fink+Jocher diseñan una serie compuesta por un número limitado de piezas de hormigón prefabricado, en colores terrosos, que como un gran puzle (o Tetris gigante en horizontal) se engarzan unos con otros dejando libre el espacio que luego ocuparán las ventanas. Un trabajo de gran precisión constructiva que exige -como puede comprobarse en las instantáneas de la puesta en obra- una gran coordinación y preparación de las fábricas para su concreción. 

Fink+Jocher, Escuela en Múnich, detalles de la ejecución (arriba) e interior (abajo)




Al interior, Fink+Jocher, presentan un interesante juego en la organización donde el gran espacio libre interior -formado por los pasillos y los generosos espacios de relación abiertos a los patios- parece comprimirse y ensancharse a lo largo de la planta. Los arquitectos, además, y como es recurrente en muchos proyectos centroeuropeos, echan mano del uso pedagógico del color para identificar (también con las texturas de los materiales) las distintas zonas del centro escolar.



















Fuentes:
+ Fotógrafo: Michael Heinrich
+ Detail, 6/2012